Campanario, el pueblo extremeño más ahorrador
Que un Ayuntamiento extremeño no tenga deudas con los proveedores, que esté al día, es algo raro, pero algunos hay (Campanario, La Garrovilla e Higuera La Real, según datos del Ministerio de Economía del año pasado). Que no tenga préstamos con entidades bancarias es rarísimo. Pero el colmo del imposible sería encontrar a un Consistorio que, en vez de deuda, lo que tiene es dinero a plazo fijo en cajas y bancos. Ese expediente X existe y se llama Campanario.
Este municipio de La Serena se comporta como un ciudadano más que ingresa dinero en una entidad bancaria y, encima, le saca rentabilidad. Allí tiene saldo positivo en su cuenta, no negativo, como la inmensa mayoría de los municipios de España. En el año 2007, según la alcaldesa de la localidad, María Piedraescrita Jiménez (PP), el Ayuntamiento de Campanario tenía cerca de ¡2 millones de euros en los bancos (casi 333 millones de las antiguas pesetas) a plazo fijo!. Fue parte de la herencia que le dejó su antecesor, Fernando Caballero (PSOE).
¿Cómo es posible?. ¿Tiene alguna termosolar o fotovoltaica que haya dejado millonarios ingresos, alguna fina comunal extraordinariamente explotada?. No. Todo se explica por el afán ahorrativo, demasiado ahorrativo, del anterior Gobierno que presidía Caballero, en palabras de la alcaldesa.
Cuando casi todos los alcaldes se quejan de los legados económicos ruinosos de sus antecesores, Piedraescrita Jiménez se lamenta de lo boyante de la situación. Y lo aclara: «Una cosa es que tengamos buenos números en los bancos, que no tengamos préstamos, y otros que no gastemos el dinero que se necesita para reformas y obras, y más cuando lo que nos da la Junta en subvenciones es poco», asevera.
Jiménez admite que esa cuenta de 2 millones de euros ha adelgazado, aunque rehuye dar cómo se encuentra, eso sí, todavía en positivo. «Me preocupa no por ese dinero que tenemos todavía a plazo fijo sino por el futuro a corto plazo del Ayuntamiento. Hay que arreglar la piscina climatizada, la de verano, la caseta, la escuela de música... Muchos gastos y poco ingresos. Eso es lo peor», termina.
Que un Ayuntamiento extremeño no tenga deudas con los proveedores, que esté al día, es algo raro, pero algunos hay (Campanario, La Garrovilla e Higuera La Real, según datos del Ministerio de Economía del año pasado). Que no tenga préstamos con entidades bancarias es rarísimo. Pero el colmo del imposible sería encontrar a un Consistorio que, en vez de deuda, lo que tiene es dinero a plazo fijo en cajas y bancos. Ese expediente X existe y se llama Campanario.
Este municipio de La Serena se comporta como un ciudadano más que ingresa dinero en una entidad bancaria y, encima, le saca rentabilidad. Allí tiene saldo positivo en su cuenta, no negativo, como la inmensa mayoría de los municipios de España. En el año 2007, según la alcaldesa de la localidad, María Piedraescrita Jiménez (PP), el Ayuntamiento de Campanario tenía cerca de ¡2 millones de euros en los bancos (casi 333 millones de las antiguas pesetas) a plazo fijo!. Fue parte de la herencia que le dejó su antecesor, Fernando Caballero (PSOE).¿Cómo es posible?. ¿Tiene alguna termosolar o fotovoltaica que haya dejado millonarios ingresos, alguna fina comunal extraordinariamente explotada?. No. Todo se explica por el afán ahorrativo, demasiado ahorrativo, del anterior Gobierno que presidía Caballero, en palabras de la alcaldesa.
Cuando casi todos los alcaldes se quejan de los legados económicos ruinosos de sus antecesores, Piedraescrita Jiménez se lamenta de lo boyante de la situación. Y lo aclara: «Una cosa es que tengamos buenos números en los bancos, que no tengamos préstamos, y otros que no gastemos el dinero que se necesita para reformas y obras, y más cuando lo que nos da la Junta en subvenciones es poco», asevera.
Jiménez admite que esa cuenta de 2 millones de euros ha adelgazado, aunque rehuye dar cómo se encuentra, eso sí, todavía en positivo. «Me preocupa no por ese dinero que tenemos todavía a plazo fijo sino por el futuro a corto plazo del Ayuntamiento. Hay que arreglar la piscina climatizada, la de verano, la caseta, la escuela de música... Muchos gastos y poco ingresos. Eso es lo peor», termina.
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