Viernes noche. Ya queda menos para que toda la presión que sobre mi persona se está ejerciendo una vez aceptado el cargo de mister del equipo se muestre sobre el cesped del Muñoz Pérez. Tengo que reconocer que estoy frente a mi televisor viendo callejeros (por cierto más de uno debería de ser protagonista de este programa), con mi periódico del día de público (aparte de estar bien el citado diario regalan un dvd los viernes) con mi perra India en su cama delante del sofá, con mi niño gritándome y exigiéndome mi atención, con mi pelotazo de varadero cola fresquito (yo no soy el que tiene que correr mañana; además me permite concentrarme) y escribiendo en mi nuevo portatil no se que historia. En primer lugar lo primero que voy a exigir sobre el cesped es la lucha (como si de una final se tratase); aquí el que no corra que piense en convertirse en aguador del equipo o animadora. Cuento con todos y cada uno de los miembros del equipo (aunque algunos los tengo entre ceja y ceja, es o no, lu......) y espero lo máximo de todos. Espero rodearme en poco tiempo de un buen grupo de trabajo, y no niego que confiaré en algún que otro infiltrado que pueda tener dentro del vestuario (siempre hay alguién al que pedir opinión). Eso si, si las cosas van mal seré el primero de dejar mi cargo y ponerlo en manos de la directiva (de la cual formo parte). Aunque salga un equipo inicial, eso no quiere decir que sean los indiscutibles. Aquí hay que ganarse el puesto. Apostaré tal y como lo hace mi colega Laudrup por el jogo bonito (aunque no se si eso será posible) y desde el principio saldremos al ataque y por la victoria. No tengo nada más que decir. Simplemente os emplazo a que mañana demos el mayor de los espectáculos y que la cervecita posterior sea todo un premio a la victoria cosechada. Pues sin nada más que decir, me voy a por otro cacharrillo antes que se consuma el hielo.
Un saludo.
