Era una casa con las paredes tan delgadas, que cuando mi madre pelaba cebollas lloraba la vecina.
Era una iglesia tan pobre que la misa del gallo la hacían con avecrem
Era tan feo que cuando nació le pusieron en una incubadora con los cristales tintados.
Era una adivina tan buena, que aparte de adivinar el futuro adivinaba también el pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo.
Era una señora tan alta, que en vez de cumplir años cumplía metros.
Era tan gafe que se cayó de espaldas y se rompió el pene.
Era una mujer tan bajita, que le encantaba enfermar para que el médico le diera de alta
Era tan miope, que tropezaba con su propia sombra.
Era uno tan tontín, que le llamaban campana.
Eran tan incultos, que viajaron a Venecia y volvieron enfadados porque todo estaba inundado.
