domingo, 10 de junio de 2007


PUES HOY EN EXCLUSIVA LA ESPECTACULAR SEÑORITA DE HEDMAN, JUGADOR SUECO POCO CONOCIDO EN EL TEMA FUTBOLÍSTICO, PERO QUE COMO PODEIS VER POR SU BUENA COMPAÑÍA SI ES UN JUGADOR CON TALLA.





















MALAGA 1 CADIZ 1
Crónica del partido
Último derbi del año. Un Málaga en busca de la tranquilidad y en frente el Cádiz, el segundo mejor visitante del año e inmerso en la vorágine de la venta de parte del accionariado de la sociedad. Esta situación que ha provocado que estos días se haya hablado menos de fútbol que del resto de temas, como demandaba el capitán De Quintana durante la semana hacía que los jugadores saltaran a La Rosaleda con la intención de que el fútbol se juega ahí, sobre los terrenos de juego.El Málaga, que sólo necesitaba 1 punto para asegurarse un año más en el fútbol profesional inició el partido con clara vocación ofensiva. Mientras tanto los amarillos, que viven como pez en el agua ante esas situaciones, tocaban y buscaban las bandas y la velocidad de Acuña arriba para tratar de aprovechar la tensión malaguista y dar el golpe. En los primeros minutos, la presencia de Morales en la delantera malagueña parecía imponerse en el área gaditana. Pero un Limia, muy seguro, resolvió con claridad los primeros intentos del delantero uruguayo. Además de los balones colgados a Morales, el meta cadista repelió con una gran intervención un disparo lejano de Antonio Hidalgo, en el minuto 14. La ocasión más clara hasta el momento y que estuvo a punto de provocar la ventaja malaguista en el marcador por partida doble. El saque de esquina tras el despeje de Limia acabó con el balón suelto en el área amarilla y una sucesión de rebotes casi lo cuelan en la portería cadista.Por los amarillos, Pavoni se movía entre líneas con comodidad y entre el y Abel surtían de balones, sobre todo a Enrique, para así poner en peligro la meta defendida por Goitia. En uno de esos pases, en el minuto 21, habilitaron a Acuña para que en posición dudosa batiera al meta malagueño, pero la jugada había sido anulada. El joven delantero cadista se imponía en todos los balones altos a los defensas y además los tocaba con criterio a sus compañeros. En uno de esos saltos peinó un balón al interior del área para que un mal despeje de la defensa dejara solo a Enrique ante Goitia. El remate de cabeza del extremeño se fue rozando el palo izquierdo cuando tenía toda la ventaja para adelantar a los suyos en el marcador. En los últimos minutos de la primera mitad los locales buscaron, conocedores de los marcadores que se producían en el resto de campos, con más intención la portería del Cádiz pero unas veces la defensa amarilla y otras Limia resolvieron sin apuros estos intentos blanquiazules.La segunda mitad del encuentro comenzó con una clarísima ocasión para Morales. El delantero uruguayo, tras una indecisión de la defensa cadista, se quedó solo ante Limia, pero este al más puro estilo argentino aguantó hasta despejar el disparo del delantero local. El partido continuó con mucho ritmo y hasta Lucas se atrevió a poner a prueba a Goitia con un disparo lejano que tuvo que despejar a corner el meta malaguista.Se alternaban las ocasiones y los intentos en ambas áreas cuando Sesma tocó para Acuña que pivotaba en el borde del área. El paraguayo se revolvió y lanzó un derechazo a la media vuelta que se alojaba en el fondo de la portería del Málaga. 0-1 y segundo gol para el joven Acuña que corroboraba así uno de sus mejores partidos con la elástica amarilla.A partir de este minuto, el Málaga se lanzó a tumba abierta a por el empate que le dejaba en la liga BBVA sobre todo influenciado por los marcadores que se producían en otros campos y que le abocaban a jugárselo todo en la última jornada de liga. El Cádiz repelía bien estas intentonas malaguistas y buscaba a la contra la puntilla del partido, pero el que se jugaba algo era el equipo costasoleño y el ímpetu y sobre todo que lo intentaron con mucha cabeza provocó la jugada que dejaba al Málaga en esta categoría un año más. En el minuto 85 un pase de Jonathan Valle habilitaba a Morales para que su pase raso fuera aprovechado por Antonio Hidalgo para lograr el empate en el electrónico.Los últimos minutos sólo sirvieron para corroborar el guión que se esperaba desde la ciudad vecina y para ver el debut en la liga BBVA de otro canterazo cadista, Javi Panés. Empate en el marcador que contentaba a unos y otros y que provocaba el descenso de categoría del próximo rival amarillo en Carranza, el Real Madrid-Castilla.


Anoche pudimos vivir una noche intensa de fútbol. Fútbol que hizo vibrar los asientos de más de uno. Y es que la alegría era compartida a ratos por unos y por otros, aunque finalmente la máxima explosión de felicidad se la llevaron los madridistas (entre los cuales se encuentra un servidor). Tras la segunda vuelta que está realizando el Real Madrid es justo vencedor de esta liga, y la semana que viene debería corroborarlo, y es que el Barca pierde muchos enteros sin Ronaldhino, o sin Etoo, como ya le ocurrió gran parte de esta liga. El Sevilla es un aspirante, pero aun le faltan enteros para calzarse unas botas que normalmente son para Madrid o Barca. Una oportunidad como la que se le presentó ayer se me antoja difícil de repetir. Con la victoria se colocaba lider, y el último partido en casa; era todo demasiado bonito para que se produjese. Oportunidad histórica, si señor; y más aun cuando aun debe jugar la final de la copa del Rey, lo cual le hubiese puesto en las puertas de hacerse con tres títulos. A pesar de todo, si no deja marchar muchos jugadores podemos tener Sevilla para rato. Mesi volvió a hacer de Maradona, pero ni eso salvó a su Barca, ya que sobre el cesped se encontraba el equipo cuyo nombre más duele pronunciar en el Nou Camp, "ESPAÑOL", Español de Barcelona y de España; y en el Español el ángel de la guarda del Real Madrid, Raul Tamudo, o mejor dicho Real Tamudo, ya que sus dos gole bien pueden valer un título para su equipo hermano. Difícil trago para los azulgranas el resultado de la pasada noche. Pueden hacer una temporada en blanco, y nunca mejor dicho. Ahora solo queda espera que no se produzca el síndrome Tenerife, y el Mallorca, también venido de islas, no traiga agua suficiente para ahogar a los jugadores madridistas. Por abajo la cosa está que hierve, y es que algunos como el Betis parecen empeñados en descender a segunda división, y ojo porque lo tiene realmente complicado. A pesar de estar fuera de los puestos de descenso, en la última jornada rinde visita al Racing, equipo que en casa es difícil de batir, y que aunque no se juegue nada, quizás si se juege los maletines llegados desde vigo, Donosti, Bilbao, y si me apuran desde el Sevilla FC, el cual vería como un título más el ver caer al pozo de la segundo a su eterno rival El real Betis balompié. Malos tiempos para el Sr. Lopera. El Celta toma oxígeno en cantidades desproporcionadas, ya que ahora tiene que ganar en casa frente a un Getafe que ya no se juega nada y esperar lo que hagan betis y Bilbao. Otro este, nuestro amigo Bilbao que tras su derrota con el Villarreal recibe al Levante y tiene que ganar para no sufrir lamentos de última hora. Todo indica que debe ganar puesto que el Levante no se juega nada, aunque los maletines que se le pueden ofrecer quizás contengan la cantidad necesaria para motivar a unos jugadores relajados. La Real Sociedad se mide a un Valencia en horas bajas, deben ganar y esperar el milagro de la salvación. Es el que más complicado lo tiene puesto que depende de más resultados que los demás.En definitiva, por arriba parece estar todo casi decidido, con el consentimiento del real Mallorca, pero por abajo las llamas del infierno queman a muchos, pero solo dos saldrán ardiendo, ya que el Nastic ya es cenizas.

Primera Barcelona 2 - Espanyol 2

TAMUDO: ¡EL POLVO DEL SIGLO!
El capitán del Espanyol heló la fiesta azulgrana con dos goles históricos. Con 112 ya es el máximo goleador perico. Messi empató a uno con la mano

Llegó al Camp Nou con 110 tantos en nuestra Liga. A uno de Rafa Marañón, hasta ayer máximo goleador de la historia españolista. Salió con 112 tras meterle dos a Valdés. Uno en cada portería. El primero por alto; el segundo a ras de hierba. El primero abrió el marcador. El segundo lo cerró. Y salvo sorpresón, también cerró la Liga para el Barça. Llegó ese segundo tanto para hacer justicia a un Espanyol que, como es tradicional, había sido asaltado por el árbitro con los azulgrana delante. Como el martes, en la final de la Copa catalana. Llegó para marcarse el polvo futbolero de su vida, Raúl Tamudo Montero. Alma de calle, como se titula su libro biográfico que tuve el honor de escribir y presentamos esta semana.Porque hay que tener eso, alma de calle, de pillo de verdad, para hacer lo que este hombre hizo ayer y lleva haciendo desde hace diez años: bañar en felicidad inmensa a una afición, la españolista, que tuvo por fin el gran premio que se le negó en Glasgow; el orgasmo gritado con todas sus fuerzas, con todo su alma también.Pillo Tamudo. Pillo bueno. Porque pillo no es el que marca con la mano sino el que sabe ganarle la partida a defensas hechos y derechos, internacionales todos, campeones del mundo algunos, como Puyol, Thuram, Zambrotta... Pillo bueno y grande es el que hace lo que él: sacar petróleo del desierto. Tamudo estaba en la historia del Espanyol y de nuestra Liga antes de lo de anoche; ahora urge la estatua, en la mismísima puerta de honor del nuevo estadio del Espanyol. Y el día que se vaya, retirar para siempre su número 23. ¡Qué delantero!Eran las 22:47 de la noche de ayer, 9 de junio, cuando Van Nistelrooy empató el partido en La Romareda. A las 21:46, el Barça era campe el Madrid, pura decepción y el Espanyol, un monumento al coraje, a la rabia de quien se veía derrotado por las fuerzas del mal. En el 47 vivimos un estallido. Empató el Madrid a dos. Los jugadores de Valverde no supieron de ese tanto, no les dio tiempo. Pero algo sobrenatural iluminó a Rufete, que le metió a Tamudo un balón al hueco, preciso, perfecto. El Zaragoza no había sacado de centro cuando el 23 perico (23 en honor a Michael Jordan, otro artista) vio el pase, se abrió hueco entre la zaga azulgrana, citó a Valdés y lo venció con un toque maravilloso. El ¡gooooool! se oyó hasta en la Luna. Por lo que supuso y por el momento en que llegó: al final, sin que el Barça pudiera reaccionar. Ni el árbitro. Porque al Barça le metieron el árbitro y su asistente en el partido. De una manera salvaje y atroz. Tamudo ya había marcado, esta vez aprovechando el pase de otro de sus grandes socios, De la Peña. El Barça achuchaba con más excitación e interés que fútbol. El linier que cubría su ataque ya se había equivocado señalando dos fueras de juego inexistentes a Tamudo y Luis García. El 0-1 fue inanulable, que si no... El partido se iba hacia el descanso con el Espanyol controlándolo cuando Messi, el que se sintió Maradona aquella noche con el Getafe, quiso serlo también en la trampa: manotazo ante la salida de Kameni, en un balón rebotado. Brazo extendido al máximo. La mano se vio en la Luna también. No Rodríguez Santiago, no su auxiliar. Un escándalo más en una historia preñada de ellos con el Barça de protagonista enchufado.La locura. A la vuelta, pronto, Messi hizo el segundo. Jarque pidió obstrucción de Deco. Si no ven una mano como esa, imposible que capten tal matiz. El 2-1 en el Camp Nou pronto se repitió en La Romareda por obra y gracia del gran Diego Milito. El Camp Nou recordó Tenerife. Normal: por cómo pintaba que se iba a resolver el campeonato, por la influencia decisiva de los árbitros.El Espanyol siguió a lo suyo. Valverde puso a Ángel, buen tocador. Al imprevisible Jónatas. Al mencionado Rufete. Cambios de entrenador, de equipo que no se rinde. El reloj corría y corría. Laporta palmeteaba las manos de sus vecinos, pero dieron las 22:47. La hora de Tamudo, la del polvo del siglo. 9 de junio, Fiesta Nacional del Perico.

Primera Zaragoza 2 - Real Madrid 2

EL MILAGRO DE SEGUIR CREYENDO
El Zaragoza puso contra las cuerdas al Madrid. Los blancos necesitaban dos goles: uno lo marcó Van Nistelrooy y otro... Tamudo. La Liga, más cerca

EMPATE Y LOCURA TOTAL. Cuando Undiano Mallenco pitó el final, y una vez conocido el empate del Barcelona, la locura estalló entre los jugadores del Madrid, que se fueron directos a celebrarlo con los aficionados que estaban en La Romareda. Reyes se abrazó con Ramos, Higuaín fue a por Casillas y Roberto Carlos empezó a dar saltos de alegría.

No es fácil contar esto. Habría que acompañar el relato de bolsitas de plástico y en cada una, una prueba: lágrimas, gritos, cabellos arrancados, mordiscos y volteretas por la alfombra. La noche que vimos y la madrugada que imaginamos. No es fácil contarlo, no, pero es absolutamente necesario, porque todavía habrá a estas horas quien no se lo crea del todo y este será el papel que lo confirme, la hoja que nunca envolverá un bocadillo.Ocurrió. Y quedará para siempre como uno de los momentos más vibrantes del fútbol español, del fútbol en general. A falta de tres minutos para la conclusión de sus respectivos partidos, el Madrid perdía en Zaragoza y el Barcelona vencía al Espanyol, lo que le hacía líder y virtual campeón a falta de un jornada. La situación era más que crítica para los madridistas, que estaban a dos goles de salvar la cabeza. En ese cálculo de las esperanzas de vida pocos cayeron en que uno de esos goles lo podían marcar en el Camp Nou.Así estaba el panorama y así era el reparto de emociones, euforia culé y drama madridista. Entonces se desencadenó el milagro o la maldición, según lo quieran ver. Y fue tan inesperado y brutal como lo son siempre los prodigios. Culminando el acoso del Madrid, Van Nistelrooy empató el partido después de un rechace de César, que se pasó la noche espantando proezas ajenas. El ruido de la explosión del gol se mezcló con la ansiedad y a partir de ese momento se cruzaron los resucitados con los muertos que preguntaban, con las consignas, hay que marcar otro, hay que marcar otro.El caos. Y llegó, pero no lo marcó el Madrid. Sin oportunidad de distinguir amigos de visitantes, sin posibilidad de encontrar la salida o la entrada, la silla o el suelo, en mitad de una revolución sin brújula, alguien que no recuerdo gritó el gol invisible, ¡Tamudo, Tamudo, Tamudo! Y el resto fueron abrazos que se extendieron hasta el banquillo del Madrid, ¡Tamudo, Tamudo, Tamudo! Los minutos que siguieron, retales de minutos, se hicieron largos como noches de insomnio. Porque en esta locura tripartita el Sevilla estaba a un solo gol de ser campeón...Pero ya no se movió más que la gente y sus corazones. Cuando el silbato de Undiano cerró la última intriga, el banquillo del Madrid saltó con la única alegría que todavía no había tenido la ocasión de sentir el club, ese modelo de entusiasmo repentino que en el catálogo de la felicidad se llama Tenerife. Eso creo. Lo que logró ayer el Madrid no sólo vale un título, sino que también anula por fin una doble maldición pendiente y la dispara al pecho de quien la disfrutó antes. Eso es lo que siente.Por lo demás, esta Liga que termina nos ha planteado un fabuloso acertijo geométrico que ignoro si tiene sentido alguno, pero resulta asombrosamente hermoso. El partido del Madrid, por ejemplo, fue un extraordinario resumen de su temporada, una maravillosa reproducción a escala. Empezó mal, continuó peor y los árbitros perjudicaron más que otra cosa. Pero de pronto, cuando parecía todo perdido, fruto de su tenacidad, de su constancia y también de una pizca de fortuna, el Madrid alcanzó el objetivo y el liderato, sin sobrarle otra cosa que confianza y escudo, ese valor que Capello materializa en la camiseta blanca, pero que es mucho más que eso: es inercia histórica, valor, fe y miles de almas enviando mensajes de apoyo, los primeros en botellas de whisky después de haberlas consumido y los últimos en palomas mensajeras.Igual que en su trayectoria durante el campeonato, el Madrid no repartió equitativamente los tiempos. Durante más rato fue malo que bueno, y durante muchos minutos confirmó que su fútbol es limitado, especialmente cuando Diarra y Emerson comparten el pivote. Sin embargo, entre los extraños méritos de este equipo y este entrenador está haber convertido el fútbol en algo secundario, un simple complemento a la determinación.El Zaragoza sufrió esta carambola en sus carnes. A excepción de los últimos minutos, controló el partido con cierta suficiencia, argumentando fútbol y toque, un despliegue alegre y audaz. Hasta se sintió ganador y completó los cambios que reconocen al mejor, otra vez Diego Milito. Hasta dedicó varios minutos a retener el balón esperando que corriera el reloj.No podía ni esperarse la tormenta final. No contó con esa capacidad del Madrid para voltear las situaciones adversas. Y el enemigo avisó. Primero, encajonando a los locales en su área. Pero nadie entendió el mensaje. Además, estaba César, impecable durante el encuentro entero, con esa bendición que convierte a los guardametas en muros inexpugnables. Por eso no hubo quien tomara nota del cabezazo de Diarra que rozó el poste, o de las internadas de Higuaín.Más fácil parecía la sentencia del Zaragoza, una contra mortal que quizá condujera magistralmente Aimar, como en el segundo gol. Entonces, el argentino serpenteó por las trincheras madridistas sorteando minas y repartiendo tarjetas de visita, hasta descubrir a Diego Milito, que en el límite del fuera de juego recortó como una estrella y remató como un asesino. Era su segundo tanto, el primero lo había conseguido de penalti opinable.Esa era, más o menos, la inclinación del partido cuando marcó Van Nistelrooy. Tampoco es casualidad que fuera él. Insisto en que se podrán decir muchas cosas de esta Liga, pero nada en ella es casualidad, cabo suelto.El mismo futbolista que ha sostenido con sus goles el sueño del Madrid, tuvo que ser quien culminara una acción con sello de nueve puro, con el instinto de ese especialista que tanto habíamos echado en falta en los últimos años. Nos preguntábamos qué haría un ariete así en un equipo con tantos suministros y ya lo sabemos. Por fin.El bucle. Y para completar la metáfora, Capello también tenía que pasar de apestado a visionario. Su apuesta inicial por el doble pivote gotelé se descubrió inútil en cuanto el Zaragoza se puso por delante. Fue tras el descanso, acuciado por los problemas, cuando el entrenador italiano cedió al deseo popular: que jueguen los buenos y muramos con ellos.Así, en la reanudación salieron Guti e Higuaín, por Emerson y Raúl. Y no tengo claro si fue el efecto de su entrada o el sentirse con el agua al cuello, pero el hecho es que el Madrid se fue transformando progresivamente, llegando más, tirando más, tirando a puerta y tirando de todos, de la ilusión general, del milagro. También lo creo: si algo nos ha enseñado este equipo es que los milagros se invocan.Y sucedió que de no merecer nada, el Madrid empezó a merecerlo casi todo. Su empeño, totalmente conmovedor, nos hizo pensar que no rendirse jamás es otra forma de ganar batallas y guerras. Resistirse hasta al destino.Y así fue como Van Nistelrooy empató y hasta el Camp Nou se rindió a la evidencia de una fuerza superior, con la ayuda de un Tamudo que multiplica su condición de ídolo y que a partir de ahora será aclamado por gente a la que nunca había visto y que ahora no dejará de verle a él. Marcando en el último instante.No es fácil contar lo que pasó ayer en Zaragoza, porque todavía está pasando y aún temblará durante algún tiempo que es difícil estimar: años o décadas, quizá la vida entera.

VAYA PAR DE JACASSSSS

 
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