lunes, 3 de noviembre de 2008


Cita célebre como pocas la que en su día escupió Chus Pereda, ex futbolista barcelonista y agente, sobre uno de tantos jugadores prometedores de Brasil, Geovanni Deiberson, quien estaba en el punto de mira del Barcelona en el verano de 2001. Los dirigentes catalanes se frotaban las manos ante lo que se aventuraba un crack de futuro. Al menos, su precio, 3500 millones de las antiguas pesetas, sí dejaba claro que algo de estrella tenía, aunque quizá sin luz. Ese año el Barcelona también se hacía con otra perla del país brasileño, Fabio Rochemback, en sendas operaciones que resultaron ser carísimas y que ofrecieron un nulo rendimiento. Por entonces, el cuadro catalán, con Joan Gaspart a la cabeza y un barco cada vez más a la deriva por el adiós, una temporada antes, de Josep Lluís Nuñez y la fuga al Real Madrid de Luis Figo, buscaba el talento perdido en foráneos que apuntaban maneras. Y uno de ellos fue Geovanni, que, procedente del Cruzeiro, vio como la camiseta del Barça le venía grande. O más bien, enorme.
Su contratación a precio de crack fue una losa que pesó en demasía sobre Geovanni, que si bien no lanzaba las faltas como Rivaldo ni centraba, obviamente, ni la mitad de bien que Figo, intentaba convencer a su técnico de entonces, Charly Rexach. Apenas lo consiguió y, al igual que Rochemback, no tardó demasiado en ser cedido. El Benfica se interesó en él y en Portugal empezó a vislumbrar la luz. Cosechó tres títulos en tantas temporadas, incluyendo una liga y siendo un hombre importante en el cuadro luso, aunque tampoco logró despuntar como los visionarios vaticinaron.

0 comentarios:

 
Copyright © 2011 A.D.C. PIPOLS.. Designed by Wpdesigner, blogger templates by Blog and Web