La recesión económica obliga a los consumidores a revisar sus presupuestos y prescindir de caprichos Ni escapada de hotel de fin de semana, ni sesión de pesas en el gimnasio, ni tintes de peluquería. Cuando el bolsillo aprieta, a los consumidores no les queda otra que tensar aún más el cinturón y, por ende, renunciar a pequeños caprichos cotidianos como coger un taxi, echarse las mechas o desayunar en la cafetería. El reguero de gastos que estrangulan el presupuesto de las familias -encabezado por la costosa letra de la hipoteca- está obligando a los hogares a ajustar al máximo sus cuentas para conseguir llegar a fin de mes
miércoles, 10 de septiembre de 2008
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