LA COLUMNA DE TOMAS GUASH

Sólo Ruud estuvo con Schuster

Es un hombre paciente Van Nistelrooy. Él, allá arriba. Esperando que se la pongan con media ventaja. Un minuto, una hora. Su gran virtud no es aprovechar la mayoría de balones potables que le llegan, sino su paciencia. Ese no perder la calma mientras la pelota viene y va como anoche, de un compañero a otro sin que pase gran cosa. Él está siempre preparado. Por si las moscas. Ayer cazó dos. Una, a poco de empezar, y otra camino de acabar. Toquecito hábil en el 0-1, pues la bola pasó por entre mil piernas y la supo ver y acomodar lo justo, y gol de gran ariete el 1-2, esperando y esperando a que el portero se venciera. Van Nistelrooy fue lo mejor de un Madrid que tiró dos puntos por pura desidia, que es lo peor. Si le hubiera puesto verdadera tensión de Champions habría ganado seguro, pues es muy superior al Lazio, al que salvó su voluntad. La que le faltó al Real. Schuster acabó con la decepción pintada en la cara.
La falta de sensibilidad y buen ojo de la mayoría de futbolistas es tremenda. Primer partido de Schuster fuera en la Copa de Europa, rival accesible, Capello de comentarista y en Italia. Una noche ideal para salir enchufados, jugar bien y ganar para dedicárselo a su entrenador, con el que todos dicen estar encantados. Para demostrar al calcio que son otro Madrid y que sólo con ganar no les vale. Pues nada. Empate absurdo y a pelearse con los griegos. Con Schuster sólo estuvo el paciente Ruud.