sábado, 19 de mayo de 2007


Alfredo Relaño
UN PARTIDO PARA LA REGENERACIÓN

Escribo todavía con el entusiasmo por el partido del miércoles metido en el cuerpo. Orgulloso porque ha supuesto un cañonazo de audiencia en televisión (en la tanda de penaltis se sobrepasaron los diez millones) y por la imagen que de nuestro fútbol dieron estos dos equipos a todo el planeta. Por su juego, por su esfuerzo, por su deportividad. Esa imagen del Sevilla haciendo pasillo al Espanyol le hace más campeón todavía. Homenaje al vencido, homenaje al fútbol, homenaje al deporte como ámbito en el que la derrota es tan honorable como la victoria. Porque, en efecto, lo importante es participar.Repaso el partido en la mente y no recuerdo caídas, fingimientos, balones fuera, pérdidas de tiempo, acosos al árbitro, trapacerías... Dos equipos españoles jugando con nobleza inglesa. Recuerdo también el buen arbitraje de Mejuto en la reciente semifinal de la Champions, Liverpool-Chelsea, arbitraje sin aspavientos, sin politiqueos, sencillo y bien hecho. Me pregunto por qué no son también así en nuestros campeonatos. Por qué y cuándo se emponzoñó esto, hasta envilecer la conducta de jugadores y árbitros cuando juegan aquí dentro. ¡Si son los mismos que fuera dan ese tono tan respetuoso...!Es el villarato, claro, con su mezquino ejemplo, con su falta de autoridad moral. Con su pésimo sistema de administración de justicia futbolística, que degenera en esos vicios de unos y otros que vemos cada día en cada campo, porque cada cual va a robar medio minuto, una tarjeta, un penalti. Ahora mismo estamos viviendo un horrible duelo entre los árbitros y el Comité de Competición para ver quién mea más largo. Una perfecta pelea entre cebollinos. ¡Cuánto me gustaría que tomáramos, todos, el partido de Glasgow como punto de partida para una regeneración! Lo necesitamos dramáticamente.

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