martes, 17 de febrero de 2009


ARTUR JORGE


Por si no se habían fijado, detrás del magnífico bigote de la imagen superior hay un señor, y este señor se llama Artur Jorge Braga Melo Teixeira, aunque futbolísticamente es conocido tan sólo como Artur Jorge. Para los curiosos y los profanos en la materia diremos que ha sido un notabilísimo delantero portugués nacido en febrero de 1946 que desarrolló su trayectoria durante la década de los 60 y 70 en equipos tan destacados como el FC Porto y el Benfica entre otros, lo que además le llevó a vestir la camiseta de la selección portugues un buen puñado de veces. Por si fuera poco, este hombre además de jugar al fútbol cultivaba el gusto por la poesía y los libros, hasta tal punto que se licenció en Filología Germánica durante sus años en el Benfica lisboeta.
Tras finalizar su etapa deportiva a causa de una desafortunada lesión en 1978, inició otra no menos apasionante en los banquillos, que le llevó a dirigir al Portimonense, Porto, Benfica, Racing de París, PSG, y a las selecciones de Suíza y de Portugal, ganándose durante todos estos años el respeto del fútbol internacional y el mote de "Rey Artur". Incuso el Real Madrid le tuvo en su agenda tras caer eliminado de competición europea en dos ocasiones a comienzos de los 90 a manos del PSG de los Ginolá, Weah y Raí que Artur Jorge entrenaba.
Sin embargo, en noviembre de 1997 fue el CD Tenerife de los Vierklau, Pablo Paz, Robaina, Makaay y Álvaro Benito quien sí se decidió por fichar a nuestro homenajeado de hoy como sustituto de un desafortunado Víctor Fernández, que había dejado al equipo en una peligrosa decimoquinta posición. Para ilusión de la afición chicharrera se hacía con las riendas del equipo un entrenador de cierto prestigio, gusto por el buen fútbol y una amplia experiencia, lo que auguraba una temporada medianamente tranquila.
Pero nada más lejos de la realidad, ya que Artur Jorge no consiguió dar con la clave para sacar a los isleños de los puestos bajos. Tras 14 jornadas en el banquillo fue destituido, dejando al equipo en puestos de descenso y en la memoria tinerfeña el recuerdo de haber sido un entrenador que jamás llegó a conectar con la plantilla y una persona educada y correcta hasta el extremo. Menos mal que llegó el ingeniero del fútbol Juanma Lillo para arreglar el desaguisado y salvar al equipo in extremis.
Este tropiezo en la trayectoria del pusilánime Artur no le hizo perder su caché y desde entonces se le ha visto dirigiendo al Vitesse holandés, de nuevo en el PSG, en los saudíes Al-Nasr y Al-Hilal, en la Académica de Coímbra, Spartak de Moscú, como selecionador de Camerún y por fin en el Creteil francés en el permaneció hasta el verano de 2007. Desde ese momento se encuentra sin equipo, pero con tiempo suficiente para desarrollar algo tan poco usual en el mundo del fútbol como su pasión por la literatura y la poesía.

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