jueves, 11 de diciembre de 2008


- (voz femenina) Padre, perdóneme porque he pecado.

-Dime, hija, ¿cuáles son tus pecados?

- Padre, el demonio de la tentación se apoderó de mi, pobre pecadora.

- ¿Cómo es eso, hija?- Es que, cuando hablo con un hombre, tengo sensaciones en el cuerpo queno se cómo describirlas.

- Hija, por favor, que también soy un hombre…

- Si, padre, por eso vine a confesarme con usted.

- Bueno hija, y cómo son esas sensaciones?

- No sé cómo explicarlas, por ejemplo, ahora mi cuerpo se rebela aestar de rodillas y necesito ponerme más cómoda.

- ¿En serio?

- Si, quiero relajarme y quedarme tendida…

- Hija, ¿tendida… cómo?- De espaldas en el suelo, hasta que se me pase la tensión…

- Y… ¿qué, más?

- Es como que tengo un sufrimiento que no le encuentro acomodo.

- Y… ¿Qué, más?

- Como que espero un poco de calor que me alivie…- ¿Calor?

- Calor, padre, calor humano, que lleve alivio a mi padecer…

- ¿Y qué tan frecuente es esa tentación?

- Permanente, padre, por ejemplo, ahora me imagino que sus manos sobremi piel me darían mucho alivio…- ¡Hija!

- Si, padre, perdóneme, pero me urge que alguien fuerte me estrujeentre sus brazos y me dé el alivio que necesito…

- Por ejemplo ¿yo?

- Por ejemplo, usted es la clase de hombre que imagino me puedealiviar.

- Perdóname, hija mía, pero necesito saber tu edad…

- Setenta y cuatro padre.

- Hija, ve en paz, que lo tuyo es reuma…

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