viernes, 5 de octubre de 2007


SEAT 600

En 1957 nace nuestro protagonista. Era una auténtico automóvil al alcance de la clase media-alta del momento. Era un sector que no llegaba al lujoso Seat 1400, pero al que le sobraba para una Vespa. En un primer momento, el seiscientos no era un coche "popular" era un lujo al alcance de unos pocos. Se adjudicaba tras esperar meses e incluso años y había que anticipar el dinero. El antecedente del 600 es el Fiat 600 presentado en el Salón de Ginebra de 1955, nacido de la experiencia del "Topolino" (Fiat 500).Llegarían a España algunas unidades importadas, pero Seat llegó a un acuerdo para la fabricación del 600 en la Zona Franca (Barcelona). El primer ejemplar fue entregado en mayo de 1957 a un hijo del general Muñoz Grandes, y a él seguirían en ese primer año de producción otros 2.585 Seat 600.El motor de 633 c.c. funcionaba con gasolina de 72 octanos y sólo tenía 3 fusibles de 8 amperios. Rendía 21,5 CV.Comparado con los Biscuter, PTV, Isetta y otros microcoches del momento el Seat 600 era mucho más.Entre 1957 y 1963 se produjo esta primera serie caracterizada por sus intermitentes delanteros encima de las aletas. En 1958 sufrió modificaciones cuando pasó a tener las palancas de luces e intermitentes en la columna de dirección. Apareció también la versión descapotable en ese mismo año.En 1963 aparece el 600 D, 767 c.c. y 29 CV. Otros modelos aparecidos, hoy llamados "versiones", fueron el 4 puertas u 800, el 600D Formichetta (vehículo comercial) y el 600 L Especial con una cilindrada de 767 c.c.En Filadelfia fue durante tres años el coche más vendido, y trece años después, cuando dejó de fabricarse, todavía circulaban 300.000 seiscientos por las carreteras españolas. Aquella especie de hongo con ruedas consiguió que España pasara, definitivamente, del siglo XIX al siglo XX.Peregrinaciones a Lourdes o escapadas a cines porno de Perpiñán, refugio de amantes en el rompeolas y orgullo de quienes solventaban sus averías con cualquier chapuza, dicen que el seiscientos admitía cualquier liquido parecido a la gasolina y que, para el peatón atropellado, siempre era una garantía porque "solía quedar acunado en el morro".En la actualidad tener y conducir un seiscientos es mucho más que tener un coche. Desde los que conservan su primer seiscientos, hasta los que como yo lo hemos comprado después, todos compartimos el espíritu de un coche que si fuera alemán o inglés sería un mito mundial.

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