Benitez:el hombre que sabía demasiado
Cuando debutó en Primera con el Valladolid tenía treinta y cuatro años y una corta experiencia en las categorías inferiores del Real Madrid, donde ya había dejado claro que, para él, el fútbol era más sacerdocio que profesión. Pero, de entrada, no fue suficiente. Fue despedido del Valladolid con sólo dos victorias en veintitrés encuentros y el equipo hundido en la cola de la tabla. Al año siguiente aún le fue peor en Segunda, donde sólo ganó un partido en las nueve encuentros que le permitieron dirigir a Osasuna. Sonaron fuertes las voces delos gañanes que entonaron el acusador "es un teórico del fútbol", así que no le quedó otro remedio que aceptar el reto de acudir a la tierra de los conquistadores a dirigir a un modesto sin tradición ni presupuesto que vagaba por Segunda División.Subió y mantuvo al Extremadura en Primera, antes de ascender también al Tenerife, lo que le valió ser reclamado por el Valencia a pesar de que muchos dudaban de que fuera el hombre idóneo para sustituir a Cúper, que había alcanzado dos finales de Champions con el club. Cuentan que incluso el presidente, Paco Roig, comentó que el único Benitez que conocía era "El Cordobés". Su trayectoria en el Valencia no necesita ser recordada; pero sí incidir en que no le fue renovado el contrato a pesar de haber ganado dos Ligas y una UEFA en las tres temporadas en que estuvo al frente de los chés. Es difícil en este fútbol de teóricos frente a prácticos encontrar a alguien que haya sido capaz de llevar el estudio al juego. Benítez es uno de ellos. Es posible que sus equipos no enamoren, pero apasionan. Lo hizo con aquel Valencia al que trata de emular Quique (que se considera su alumno), y lo hace el actual Liverpool al que hizo campeón de Europa nada más llegar y al que ha metido otra vez en una final que puede convertirse en la revancha del histórico choque frente al Milan en Estambul.
Cuando debutó en Primera con el Valladolid tenía treinta y cuatro años y una corta experiencia en las categorías inferiores del Real Madrid, donde ya había dejado claro que, para él, el fútbol era más sacerdocio que profesión. Pero, de entrada, no fue suficiente. Fue despedido del Valladolid con sólo dos victorias en veintitrés encuentros y el equipo hundido en la cola de la tabla. Al año siguiente aún le fue peor en Segunda, donde sólo ganó un partido en las nueve encuentros que le permitieron dirigir a Osasuna. Sonaron fuertes las voces delos gañanes que entonaron el acusador "es un teórico del fútbol", así que no le quedó otro remedio que aceptar el reto de acudir a la tierra de los conquistadores a dirigir a un modesto sin tradición ni presupuesto que vagaba por Segunda División.Subió y mantuvo al Extremadura en Primera, antes de ascender también al Tenerife, lo que le valió ser reclamado por el Valencia a pesar de que muchos dudaban de que fuera el hombre idóneo para sustituir a Cúper, que había alcanzado dos finales de Champions con el club. Cuentan que incluso el presidente, Paco Roig, comentó que el único Benitez que conocía era "El Cordobés". Su trayectoria en el Valencia no necesita ser recordada; pero sí incidir en que no le fue renovado el contrato a pesar de haber ganado dos Ligas y una UEFA en las tres temporadas en que estuvo al frente de los chés. Es difícil en este fútbol de teóricos frente a prácticos encontrar a alguien que haya sido capaz de llevar el estudio al juego. Benítez es uno de ellos. Es posible que sus equipos no enamoren, pero apasionan. Lo hizo con aquel Valencia al que trata de emular Quique (que se considera su alumno), y lo hace el actual Liverpool al que hizo campeón de Europa nada más llegar y al que ha metido otra vez en una final que puede convertirse en la revancha del histórico choque frente al Milan en Estambul.
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