Alfredo Relaño
EL MADRID HA DESPERTADO SUS VALORES
Un empate, un solo empate del Barça, eso es lo que piden los madridistas ante estas cinco últimas jornadas de Liga, en las que ven a su equipo capaz de ganar todos los partidos que quedan. Incluidas las visitas al Recre y al Zaragoza, que no son moco de pavo. Pero el madridismo ya sabe que la Liga pasa por esa vía de perfección que se materializa en victoria tras victoria hasta la victoria final... en la esperanza de que el Barça deje, al menos, de ganar un partido. Y ese partido no puede ser otro, tras sesuda consulta del calendario, que la visita del Barça al Manzanares. Ahí es donde tiene puesta su fe el madridismo.En AS eso nos crea una discordia de familia. Manuel Esteban, el mítico Manolete, dice que antes morir que pecar, que antes una derrota ante el Barça, aunque sea a costa de la clasificación para Europa, que una victoria (¡cuánto menos un empate improductivo!) que una victoria que ponga la Liga a pies del odiado rival blanco. Roncero le dice que piense lo que piense se enfrenta a un destino fatal: un buen partido y un más que honorable resultado ante el Barça, con lucro indirecto para el Madrid. El fútbol es juguetón y aguarda tras cada esquina con una sorpresa, una mueca para unos de burla, para otros de cariño.En todo caso, hay Liga. Desde que el Madrid empató en el Camp Nou emprendió la causa de la remontada. Para mi sorpresa, la mera pretensión ha sido considerada como una impertinencia, o una insensatez, o un delirio, o un desacato. Pero el Madrid, que quizá no gane esta Liga, hace honor a su leyenda al pretenderlo. Como lo hizo hace dos años, o como cuando pretendió el imposible de darle la vuelta al 6-1 en Copa ante el Zaragoza. Y en esa búsqueda se ha reencontrado a sí mismo, ha despertado valores dormidos bajo la petulancia galáctica, ha sido otra vez el Madrid. Y eso es bueno para todos.
EL MADRID HA DESPERTADO SUS VALORES
Un empate, un solo empate del Barça, eso es lo que piden los madridistas ante estas cinco últimas jornadas de Liga, en las que ven a su equipo capaz de ganar todos los partidos que quedan. Incluidas las visitas al Recre y al Zaragoza, que no son moco de pavo. Pero el madridismo ya sabe que la Liga pasa por esa vía de perfección que se materializa en victoria tras victoria hasta la victoria final... en la esperanza de que el Barça deje, al menos, de ganar un partido. Y ese partido no puede ser otro, tras sesuda consulta del calendario, que la visita del Barça al Manzanares. Ahí es donde tiene puesta su fe el madridismo.En AS eso nos crea una discordia de familia. Manuel Esteban, el mítico Manolete, dice que antes morir que pecar, que antes una derrota ante el Barça, aunque sea a costa de la clasificación para Europa, que una victoria (¡cuánto menos un empate improductivo!) que una victoria que ponga la Liga a pies del odiado rival blanco. Roncero le dice que piense lo que piense se enfrenta a un destino fatal: un buen partido y un más que honorable resultado ante el Barça, con lucro indirecto para el Madrid. El fútbol es juguetón y aguarda tras cada esquina con una sorpresa, una mueca para unos de burla, para otros de cariño.En todo caso, hay Liga. Desde que el Madrid empató en el Camp Nou emprendió la causa de la remontada. Para mi sorpresa, la mera pretensión ha sido considerada como una impertinencia, o una insensatez, o un delirio, o un desacato. Pero el Madrid, que quizá no gane esta Liga, hace honor a su leyenda al pretenderlo. Como lo hizo hace dos años, o como cuando pretendió el imposible de darle la vuelta al 6-1 en Copa ante el Zaragoza. Y en esa búsqueda se ha reencontrado a sí mismo, ha despertado valores dormidos bajo la petulancia galáctica, ha sido otra vez el Madrid. Y eso es bueno para todos.
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