sábado, 10 de marzo de 2007


¡Maldición! ¡Otra vez asada!
Una joven iba a asistir a una boda, pero no le gustaba lo pálida que estaba. Como los centros de bronceado tienen límites de treinta minutos al día, visitó varios sitios diariamente para acelerar la velocidad del bronceado.
Tras varias semanas de seguir este ritmo se dio cuenta de que no se encontraba demasiado bien y de que olía bastante mal, incluso recién bañada.Fue a ver a un médico, quien, después de examinarla, le dijo que se había cocinado los órganos internos a base de una sobreexposición a rayos UVA. El olor provenía de la corrupción de aquéllos y, lo que era peor, a la irresponsable muchacha sólo le quedaban dos semanas de vida.

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