lunes, 20 de abril de 2009


La Fórmula 1 se ha dado la vuelta como un calcetín y en el Gran Premio de China hemos vivido el tercer capítulo del campeonato más dislocado y fabuloso de los últimos años. Nuevos héroes como Sebastian Vettel y viejos rockeros como Mark Webber, Jenson Button, Rubens Barrichello y Jarno Trulli se están cargando el orden establecido, por acoso y derribo. En el caso de los chicos de Brawn, siguen bajo sospecha por el asunto de los difusores, pero lo de Vettel es un monumento al aire fresco. Los parecidos con la llegada de Fernando Alonso en 2Hoy compartían primera fila en Shanghai, conseguida sobre seco ayer. La de Vettel era una pole real, mientras que la segunda plaza de Fernando se sostenía sobre la estrategia y la genialidad en la puesta en marcha del español. Para el alemán, que se ha adjudicado todos los récords de juventud del propio Fernando, el líquido elemento fue una balsa de aceite, porque eleva su pilotaje como por ensalmo. Sin embargo, la lluvia echó al río las posibilidades de Fernando, con la salida lanzada tras el coche de seguridad. Poco podía hacer el español. Su idea era salir con superblandas siete vueltas y regresar lo más arriba posible ya con duras y la tripa llena. Con Safety no tenía opciones de escaparse en agua, ni de regresar delante, y para mayor mala suerte entró en la 7 segundos antes de que el coche se fuera.

Brillando bajo el agua
Vettel se marchó en cuanto Maylander metió el Mercedes en boxes para alivio de todos. ¿Para qué siete vueltas si cuando se fue había la misma lluvia y el mismo agua en la pista?. Doctores tiene la iglesia. Y penitentes. Y bendecidos, como el alemán, que se escapó irremediablemente de su compañero, de Button y de todos. Su ritmo sólo fue imitado por Lewis Hamilton, otro que se crece en la piscina, por Massa hasta que su Ferrari dijo basta y por el propio Fernando.

Porque aún con todo, el 7 de Renault remontó magníficamente media carrera, del 20º que iba en la vuelta ocho, al 13º diez vueltas después y al 9º en el giro 24º. Con las paradas del resto y los abandonos en pleno chaparrón, llegó a ser quinto junto antes de volver a entrar a boxes en la 35, pero nada más salir, 9º y con evidentes posibilidades de acabar en los puntos, un trompo le hizo perder tres puestos que ya no pudo recuperar hasta el final de carrera. Una pena porque su gran estrategia y su gran remontada terminaron en un noveno puesto. Mucha más suerte tuvo Hamilton, que trompeó en varias ocasiones pero se mantuvo siempre en pista y al final arañó tres puntitos, superado, por primera vez en tiempo, por Kovalainen.

Ferrari, alarma roja
En Ferrari podrían rodar cabezas en cuanto regresen a Italia. Tercera carrera consecutiva sin puntuar, última posición en la tabla de constructores, un desconcierto total en la puesta a punto del coche, averías a troche y moche y la sensación de que la abulia de Kimi Raikkonen, que terminó décimo pese a ir sólo a una parada, lejos de acabar, se acrecienta. Lo mismo hizo Kovalainen y quedó quinto. La imagen contraria es la de Red Bull, que empieza a asomar la cabeza después de varios años invirtiendo ingentes cantidades de dinero, aunque la mejor inversión fue colocar a la cabeza del diseño a Adrian Newey, al que han bastado un par de años apra hacer su primer coche ganador. De hecho, si no es por Brawn igual habían ganado las tres carreras. El baño que le están dando a Renault, con quien comparten motor, es doloroso
003 son abrumadores.

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