miércoles, 10 de enero de 2007


Nació el 1 de abril de 1983 en Boulogne-sur-Mer. Su infancia transcurrió en los suburbios del puerto de pesca de Boulogne.En solo tres años ha pasado de jugar en el anonimato de la Tercera División a ser convocado para el Mundial sin haber disputado ningún partido con la selección absoluta. La historia de Frank es la prueba de que aún en el fútbol hay oportunidades para chicos surgidos de la modestia, de la familia de a pie. Con 16 años ayudaba a su padre Francois (albañil), que trabajaba en el saneamiento de autopistas, pocos entonces podían imaginar que aquel menudo chaval con las marcas en su rostro de la tragedia iba a jugar un Mundial junto a uno de los últimos ‘Emperadores del fútbol’, Zidane, un jugador único en el que ha podido encontrar además de su talento, la modestia y el apoyo de un gran hombre.A los dos años un grave accidente de trafico le marcó el rostro con es cicatriz que le atraviesa el mismo desde el mentón hasta su frente. Un accidente sufrido en 1985 en un barrio situado en el Paso de Calais en el que atravesó los asientos de sus padres e impactó con el parabrisas delantero. Salvó la vida milagrosamente pero le quedaron las marcas que le sirvieron para comenzar su gran batalla. Le llamaban ‘Quasimodo’ en la escuela, pero Frank nunca se dejó ridiculizar por nadie, no olvidemos que procede de una modesta familia luchadora a la que nadie regaló nada. «De pequeño, se burlaban de mí y me escondía a llorar en un rincón. Pero eso me ha endurecido y ayudado en la vida. Jamás me haré la cirugía estética. Si no, ya no sería yo», contó recientemente en 'Paris Match'. Es conocido con el sobrenombre de ‘Scarface’, en referencia a Tony Montana, el ilustre y cinematográfico matón encarnado por Al Pacino. Frank tuvo una relación intensa y accidentada con los estudios, no fue un buen estudiante y a los 16 años fue expulsado de un centro de formación futbolística de Lille. A partir de aquí comenzó su gran reto, enfrentarse a la dura realidad de la vida en la calle, lugar que curiosamente era su medio, donde se desenvolvía bien y donde aprendió a jugar al fútbol. Su destino parecía estar unido al de su padre pero el fútbol le abrió las puertas al éxito, aunque para llegar hasta ese momento tuvo que ganárselo todo con mucho sacrificio y sudor. En cualquier caso no podemos olvidar que ante todo este chico tenía talento para ser futbolista y la suerte finalmente y de forma justa le sonrió. Sus primeros años en el fútbol fueron como una ruleta imparable que le condujo hasta verse cara a cara con su destino: ser un gran jugador.Fueron numerosos equipos por los que pasó hasta que pudo encontrar un lugar en el que demostrar todo su talento en su máxima extensión. Pasó por el Boulogne-sur-Mer en la 2001/02, el Arles, de Tercera, en la 2002/03, después el Brest, equipo en el que Frank dejó constancia de su nivel y en el que fue descubierto por Jean Fernández, que quedó impresionado con sus facultades. Su talento quedó más que demostrado en el modesto club francés, donde Ribery dio 23 asistencias en la temporada en la que el Brest logró el ascenso.El Metz sería su siguiente equipo, donde Franck jugó en la temporada 2004/05. Su futuro parecía encaminado pero la convulsa vida del joven jugador volvió a jugarle una mala pasada, tras una pelea en una discoteca se vio forzado a buscar equipo y eligió Turquía para empezar de nuevo. Frank ingreso en las filas del Galatasaray, club en el que encontró la serenidad necesaria para madurar como persona. En los seis meses que estuvo en Turquía se convirtió al Islam, conquistó una Copa de Turquía y encontró la paz que buscaba desde niño. «No me he convertido porque no estoy bautizado. He elegido como religión el islam, que me da la fuerza fuera y dentro del campo», explica Bilal, su nombre ante Alá.Su siguiente destino sería el Marsella, club al que llegó en 2005 y en el que dio el salto definitivo a la primera escena futbolística francesa.Fue elegido mejor futbolista de la última Liga francesa, y ha sido finalista de la Copa de Francia en 2006. Su gran temporada no paso desapercibida para el seleccionador Domenech que tuvo que rendirse ante el talento del jugador del Marsella. De esta forma este chico que ya había brillado en la sub21, tuvo la oportunidad de debutar en la absoluta. Su debut se produjo el 27 de mayo de 2006 en St.Denis, en un Francia 1-0 México. Posteriormente recibió la enorme y gran noticia de que entraba en la convocatoria para el Mundial de 2006. En el citado mundial todos hemos podido comprobar el talento de Ribery, Francia comenzó de forma titubeante, pocos eran los que apostaban por una selección que posiblemente estaba ante su última gran oportunidad para poner la guinda a una generación sensacional liderada por un mago como Zidane. Ribery tuvo la ocasión de debutar en el Mundial como titular ante Suiza, en el empate a cero, en un partido en el que para nada desentonó. Luego fue suplente ante Corea y salió titular ante Togo para certificar al pase a la siguiente ronda. Ante España fue decisivo con su gol y trajo en jaque a la defensa y ante Brasil fue uno de los ‘delfines’ de Zidane, que lideró a ‘les bleus’ hacia la victoria, protagonizando la gran sorpresa del Mundial.

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