sábado, 30 de diciembre de 2006


Holandeses del MilanA finales de la década de los ochenta y comienzos de los noventa Berlusconi con la inestimable colaboración de Arrigo Sacchi creó un imperio futbolístico cimentado en el poder económico, el trabajo táctico, la raza italiana y la calidad de tres holandeses llamados: Rijkaard, Gullit y Van Basten, tres futbolistas de la escuela del Ajax que habían recibido el legado dejado por Johan Cruyff. Estos tres grandísimos futbolistas se unieron a una magnífica hornada de futbolistas italianos como Baresi, Maldini, Tassotti, Ancelotti, Donadoni, Massaro y Costacurta y arrasaron en el fútbol europeo y mundial primero de la mano de Arrigo Sacchi y luego de la mano de su sucesor Fabio Capello.Arrigo Sacchi puso en práctica la asfixiante presión llevada al punto máximo y le dio los galones a Franco Baresi para que este tirara el fuera de juego y dejara en evidencia a los sistemas tácticos de sus rivales. Del resto se encargaron los Gullit, Marco Van basten y compañía.Aquel Milan conquistó 4 scudettos, uno de ellos de manera invicta, 3 Copas de Europa: 1989, 1990 y 1994 y 2 Copas Intercontinentales. Dicho equipo basaba su fútbol en la majestuosa dirección defensiva dirigida por Franco Baresi, con Fran Rijkaard por delante, la genial actuación ofensiva de Gullit y como no de Marco Van Basten, uno de los mejores delanteros de la historia al que su lesión de tobillo le impidió quizás hacer aún más campeón de lo que ya fue al Milan. En cualquier caso el Milán fue claro ejemplo de lo efímero que es todo en el fútbol, tanto en lo positivo como en lo negativo. Por eso el fútbol es distinto, lo que hoy es negro con recursos, aciertos y buena gestión mañana puede ser blanco y viceversa. Y es que el Milán pasó de una debacle económica y moral, que lo tuvo inclusive en la Serie B tras un escándalo de corrupción en las apuestas deportivas, a celebrar el primer título de la etapa dorada en la temporada 1988-89, con el por entonces desconocido DT Arrigo Sacchi.Curiosamente en la actualidad Sacchi no ha tenido mucha fortuna en los diversos proyectos que ha emprendido en distintos equipos, por lo que no goza del 'halo' de eficacia que tuvo en su momento, pero la historia es inmutable y lo cierto es que la minuciosidad del trabajo que se hizo en aquel gran equipo fue un modelo a seguir en el mundo entero. Al verles jugar parecían funcionar como un reloj y es que en aquel conjunto todo estaba estudiado. Vivían en Millanelo, y se dice que entrenaban ocho horas al día, cuatro con balón y otras cuatro sin él. La improvisación se dejaba para futbolistas de la talla de Van Basten.

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