El Madrid tira la Liga por la borda
El Real Madrid desaprovechó una oportunidad de oro para engancharse a la Liga. Sin embargo, Capello no arriesgó todo lo que debía ante un rivale n inferioridad numérica. El título empieza a ser una utopía para los blancos.
"El que quiere no puede y el que puede no quiere". Con esa letal frase, Jorge Valda
no definió lo que estaba sucediendo en la segunda parte, cuando el Madrid tenía enfrente a un equipo herido de muerte, con diez hombres, y al borde del KO técnico.
Sin embargo, el Madrid no supo dar la puntilla. Son momentos como los de ayer los que terminan decidiendo no un partido, sino el resultado de una competición. Y queda claro que el Madrid no va a ser campeón.
Y es triste decirlo cuando el equipo ha jugado su mejor partido de la temporada, pero el botín es finalmente tan escaso. Cuesta creer que el equipo se reponga de este palo, y cuesta creer también que vuelvan a jugar un encuentro a este nivel.
Quejas, lo que son quejas, hacia los jugadores, más bien pocas se les puede echar en cara. Por el contrario, y aunque algunos medios de comunicación lo hayan puesto por los altares, fue Capello el que tiró por a borda la opción de apuntillar al rival.
Es cierto que también sería por una serie de circunstancias en las que también entra en juego el rival. Básicamente, porque ayer estaban Messi y Valdés. Cada uno en su cometido, sencillamente impecable.
¿Qué podemos criticar del Madrid? Pues que la defensa se metió muy atrás cuando el Barça se acercaba al área. Paradójicamente la presión era más asfixiante cuando el rival sacaba la pelota. Claro, que no es lo mismo defender la salida del balón de Thuram que un quiebro del fantástico Messi. Aún así, chapeau para Torres, que cumplió con mucha dignidad ante el argentino.
Muy bien estuvo el centro del campo. Gago y Diarra jugaron un partido muy completo en todos los aspectos del juego, y se comieron a Márquez, el único mediocampista 'total' que puso en liza Rijkaard, porque los demás -Xavi, Iniesta y Deco-, únicamente pensaban en atacar, y crearon que se desnivelara la balanza de forma clamorosa en la zona ancha.
Guti ha vivido su mejor semana del año. Recordó y mucho al de Munich. Tiró del carro en cuanto vio al rival dar signos de debilidad, y de sus botas salió, como casi siempre, el mejor fútbol madridista.
Sin embargo, y aunque parezca una locura tras haber marcado tres goles, el Madrid demostró que le sigue faltando pegada. Van Nistelrooy marcó dos, jugó su mejor partido de blanco... y podía haber marcado cinco si llega a estar espabilado. Raúl, jugando en banda derecha, mejor ni nombrarle.
Pero de lo que yo me quedo es con el 'factor Higuaín'. El argentino campó a sus anchas de la línea de tres cuartos en adelante, pero le vino grande el partido. No imprimió esa sexta marcha que debía en los contraataques, y evidenció una clara ausencia de gol. Y eso el Madrid lo acusó mucho.
En el debe, hay que criticar a Capello que no quiso sentenciar el choque. Por momentos, tuvo pinta de 2-5 incluso. Pero no se la quiso jugar con Cassano, que seguramente se hubiera divertido mucho. Ocasiones tuvieron, pero de puntería poco. Mostró el técnico italiano mucho respeto al Barça, y al final se llevó su merecido. Y menos mal que no le pitaron el penalti a Ronaldinho.
En definitiva, buen partido de los blancos, pero un balance un tanto más gris. Y pensándolo fríamente, el domingo vuelve el drama del Bernabeu. Apuesten por un Nàstic dominador. Otra cosa es lo que diga el marcador, pero raro será ver a un Madrid como el de ayer. Un espejismo, a todas luces.
no definió lo que estaba sucediendo en la segunda parte, cuando el Madrid tenía enfrente a un equipo herido de muerte, con diez hombres, y al borde del KO técnico.Sin embargo, el Madrid no supo dar la puntilla. Son momentos como los de ayer los que terminan decidiendo no un partido, sino el resultado de una competición. Y queda claro que el Madrid no va a ser campeón.
Y es triste decirlo cuando el equipo ha jugado su mejor partido de la temporada, pero el botín es finalmente tan escaso. Cuesta creer que el equipo se reponga de este palo, y cuesta creer también que vuelvan a jugar un encuentro a este nivel.
Quejas, lo que son quejas, hacia los jugadores, más bien pocas se les puede echar en cara. Por el contrario, y aunque algunos medios de comunicación lo hayan puesto por los altares, fue Capello el que tiró por a borda la opción de apuntillar al rival.
Es cierto que también sería por una serie de circunstancias en las que también entra en juego el rival. Básicamente, porque ayer estaban Messi y Valdés. Cada uno en su cometido, sencillamente impecable.
¿Qué podemos criticar del Madrid? Pues que la defensa se metió muy atrás cuando el Barça se acercaba al área. Paradójicamente la presión era más asfixiante cuando el rival sacaba la pelota. Claro, que no es lo mismo defender la salida del balón de Thuram que un quiebro del fantástico Messi. Aún así, chapeau para Torres, que cumplió con mucha dignidad ante el argentino.
Muy bien estuvo el centro del campo. Gago y Diarra jugaron un partido muy completo en todos los aspectos del juego, y se comieron a Márquez, el único mediocampista 'total' que puso en liza Rijkaard, porque los demás -Xavi, Iniesta y Deco-, únicamente pensaban en atacar, y crearon que se desnivelara la balanza de forma clamorosa en la zona ancha.
Guti ha vivido su mejor semana del año. Recordó y mucho al de Munich. Tiró del carro en cuanto vio al rival dar signos de debilidad, y de sus botas salió, como casi siempre, el mejor fútbol madridista.
Sin embargo, y aunque parezca una locura tras haber marcado tres goles, el Madrid demostró que le sigue faltando pegada. Van Nistelrooy marcó dos, jugó su mejor partido de blanco... y podía haber marcado cinco si llega a estar espabilado. Raúl, jugando en banda derecha, mejor ni nombrarle.
Pero de lo que yo me quedo es con el 'factor Higuaín'. El argentino campó a sus anchas de la línea de tres cuartos en adelante, pero le vino grande el partido. No imprimió esa sexta marcha que debía en los contraataques, y evidenció una clara ausencia de gol. Y eso el Madrid lo acusó mucho.
En el debe, hay que criticar a Capello que no quiso sentenciar el choque. Por momentos, tuvo pinta de 2-5 incluso. Pero no se la quiso jugar con Cassano, que seguramente se hubiera divertido mucho. Ocasiones tuvieron, pero de puntería poco. Mostró el técnico italiano mucho respeto al Barça, y al final se llevó su merecido. Y menos mal que no le pitaron el penalti a Ronaldinho.
En definitiva, buen partido de los blancos, pero un balance un tanto más gris. Y pensándolo fríamente, el domingo vuelve el drama del Bernabeu. Apuesten por un Nàstic dominador. Otra cosa es lo que diga el marcador, pero raro será ver a un Madrid como el de ayer. Un espejismo, a todas luces.
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